Mi vida solo ha dado la vuelta una vez.

Voy a quedarme aquí todo el tiempo que haga falta. Estoy esperando la casualidad de mi vida, la más grande. Y eso que las he tenido de muchas clases.
Sí.
Podría contar mi vida, uniendo casualidades.

jueves, 19 de agosto de 2010

18.

Se puede vivir a modo completo o sencillamente, en rebajas. Los corazones en oferta nunca le gustaron; decía que siempre tenían alguna tara que los dependientes no te enseñaban. Y quizá, oh, sí, quizá, con un poco de suerte, por esa tara te hacían (quién sabe), un 20, un 30, incluso un 50 por ciento de descuento si era un defecto muy grande, un roto irreparable.
Pero ella, Pelo Naranja, creía que para un roto no hay un descosido, que hay parches, tiritas e hilo. Mucho hilo. Kilómetros y kilómetros de hilo rojo.
Era miércoles 18, pero podría ser un jueves 14 y no pasaría nada. Pero no, era miércoles 18, porque el día anterior fue martes 17. Y todos sabemos que al uno le sigue el dos, que después de un día de nubes, viene el sol. O no. Porque puede haber sol con nubes. Y sonrisas, y globos, y LSD, y putas, y orgasmos, y nada, y la calle, y niñas vistiéndose como princesas, y cuerdos de atar haciendo marionetas, y manicomios, y dinero, mucho dinero. Y chupitos de tequila y cucharadas de azúcar, y besos, y cuatro de la tarde, y una canción que no dice nada y un gesto que lo puede decir todo. O no, porque los gestos no tienen porque decirlo todo siempre.
Y qué más, mucho más. Los miércoles están llenos de cosas.
Y le gustaba ese día, y hubiese preferido estar en una isla a miles de millas de la costa y no tener que volver a casa. Porque odiaba volver a casa en los momentos más inoportunos, y aquel lo era.
Le gustaba aquel tipo. Demasiado, pensó.
No quería depender, prefería seguir saltando entre renglones torcidos sin ningún sentido, sin nadie a quien esperar,o del que preocuparse.
Pero esta vez era diferente. Porque por primera vez, era ella la que estaba en rebajas. Allí, en un estante junto con otros llenos de taras. Y él le puso un parche al descosido.
Era un corazón de oferta, al 30 por ciento de descuento. Una oferta tentadora, por qué negarlo.
Porque tenía el pelo naranja. Y de mayor quería ser aviadora, y publicista, y llamarse Merengue y viajar a Ámsterdam. Y no era una tipa extraordinaria, pero quizá la vida le deparaba algo más que un estante en rebajas.
El miércoles 18 quería decirle "ahí te quedas" a las telarañas de su corazón.
Y quien la sigue la consigue, y se agarró a unas sábanas que no eran las suyas, olvidando por un momento que las manecillas del reloj no paran cuando en cuerpo y alma se lo suplicamos.


-No eres la reina de mis sueños, serás la de mi vida si me mantienes despierto.




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