La vida es un Umpa Lumpa

-¿Has entrado por la ventana?
-No, he subido por el ascensor.
-Ah, claro. Buenas noches.
-Buenas noches.

Amor descafeinado.

Me encantan las personas. Bajitas, altas, flaquitas, muy, muy flaquitas, y muy regordetas. Muy largiruchas, con pelo aplastado o a lo loco.

Me encantan sus guitarras, sus historias, los objetos de sus bolsos y los libros que leen. Me encanta lo que llevan en las bolsas de la compra y lo que esconden en el cajón de la ropa interior.

Me encantan las personas, no la gente.
Gente es un pseudónimo para los eclesiásticos; o personas, que se llaman, cuando hay niños delante. Son hombres con dos rombos invisibles, que significa que no se les debe ver en horario infantil.

Conozco a mucha gente; menos mal que las personas siempre emergen de cualquier parte, o cualquier vagón.

O encenderé un cigarro, como si no te viera.

"Te digo adiós, y acaso te quiero todavía.
Quizá no he de olvidarte, pero te digo adiós.
No sé si me quisiste... No sé si te quería...
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.

Este cariño triste, y apasionado, y loco,
me lo sembré en el alma para quererte a ti.
No sé si te amé mucho... no sé si te amé poco;
pero sí sé que nunca volveré a amar así.

Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo,
y el corazón me dice que no te olvidaré;
pero, al quedarme solo, sabiendo que te pierdo,
tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.

Te digo adiós, y acaso, con esta despedida,
mi más hermoso sueño muere dentro de mí...
Pero te digo adiós, para toda la vida,
aunque toda la vida siga pensando en ti."

Jose Ángel Buesa. "La despedida".

Mi vida solo ha dado la vuelta una vez.

sábado, 2 de octubre de 2010

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