Mi vida solo ha dado la vuelta una vez.

Voy a quedarme aquí todo el tiempo que haga falta. Estoy esperando la casualidad de mi vida, la más grande. Y eso que las he tenido de muchas clases.
Sí.
Podría contar mi vida, uniendo casualidades.

martes, 5 de octubre de 2010

Me llaman Octubre.

El olor de los taxis me marea, pero me pasaría la vida con la nariz metida dentro de una farmacia.
No soy en absoluto una persona conformista. Puedo perder, pero no admito premios de consolación. No adherir nicotina a mis bronquios al menos una vez al día, me pone muy nerviosa. Suelo decir que el pasado es el pasado, pero recordar (a veces) me hace daño. Porque hay cosas que no se borran nunca, y regresan otra vez, como la marea. Nunca pido espaguetis en los restaurantes porque no sé comerlos. A veces tampoco sé tragarme la vida. Pero no me dan arcadas. Me la trago y ya está.
Cuando llamo al Telepizza me dan ataques de risa. Cuando estoy triste pienso en llamar a Telepizza. El café es valorado gracias a que el azúcar existe, y no al revés. Si no lleva más de cuatro cucharadas, lo tacho de intragable. Como la vida.
Sé dibujar cualquier cosa en la imaginación, siempre. Tengo memoria fotográfica, y SOLO fotográfica. Cuando me preguntan que qué haré con mi vida, suelo decir que no sé siquiera lo que comeré mañana. Y mañana es un adverbio de tiempo; Siempre le he tenido un cariño especial a los adverbios. Los demás son todos una panda de arrogantes.
Suelen tacharme de inmadura, pero nunca me han preguntado lo que quiero ser. La madurez está en un estante muy alto, y no llego al metro sesenta. Siempre me digo que algún día de estos, me subo a una silla y la cojo.
No finjo sentir amor. Nunca. Ni aprecio, ni amabilidad. Tampoco arrepentimiento. Las considero cosas que han de salir de uno mismo cuando ese mismo lo quiera. Y cuando algo se acaba, se acabó. Creo que es mejor transpasar que cerrar por derribo. Los corazones no tienen repuesto. Sólo cablecitos de muchos colores.
Mi color preferido es el amarillo, pero considero que el naranja es el más bonito entre todos. A veces me dedico a pensar qué estará haciendo cualquier otra persona, en cualquier otro lugar, en un momento exacto. Puedo estar haciéndolo durante horas. Pensar no me cansa. Muchas veces me he planteado si estoy mal de la cabeza. Me respondo que no. Siento cierta repugnancia hacia las personas que se consideran locas a sí mismas.
Prefiero las personas locas a las cuerdas. Porque las cuerdas se tensan y te atan.
Cuando cumpla dieciocho años quiero hacer muchas cosas. Pero tengo una lista llena para los diecisiete y previo.
Pienso que el modo en que se hacen las cosas, define a una persona. A veces creo conocer demasiado bien. No me gusta. Aunque también paso por alto muchas indirectas y sigo mirando a construcciones sobre plano.
Cuando me hablan de grandes cielos azules, tan solo acierto a ver un árbol de limones amarillo.
Nunca he sabido jugar al parchís. Me equivoco muchas veces.
Una vez dije que sólo los tontos se enamoran.

Me equivoco muchas, muchas, muchísimas veces.

No hay comentarios:

Publicar un comentario